San Isidro

21.05.2020

¡En 2.022 se han cumplido 400 años de su beatificación!


VIDA DE SAN ISIDRO


Isidro de Merlo y Quintana es una figura medieval muy singular. Nació en Madrid hacia 1082.

En ese período, la Península Ibérica atravesaba una fase de gran transformación, con la conquista cristiana de Toledo en 1085 y la unificación de varios emiratos árabes bajo el dominio de los almorávides. La conquista de Madrid por parte de estos últimos obligó a muchas personas a refugiarse fuera de la ciudad. Entre las personas obligadas a huir también se encuentra San Isidro que se desplaza a unos cincuenta kilómetros, cerca de Torrelaguna.

Nace en el seno de una familia humilde del Madrid musulmán, convertido al catolicismo con la religión cristiana como herencia de su familia; Sus padres eran pobres y vivían en una casa modesta cerca de la iglesia de San Andrés, así que a los diez años comenzó a trabajar como labrador para una finca, como campesino.

Analfabeto (algo que era completamente normal en esos días) comenzó a ganarse la vida como agricultor.

San Isidro era conocido por ser un hombre humilde, sencillo y de gran corazón. En Torrelaguna se enamora de una mujer, María Toribia, con quien se casa. También ella, canonizada, será conocida con el nombre de Santa María de la Cabeza. Tras casarse San Isidro se pone al servicio de un hacendado, Juan de Vargas.

Como producto del amor que se tenían los esposos, tuvieron un hijo llamado Illán, quien aparece en los milagros de San Isidro.

Fue un trabajador de la tierra que se dedicó fuertemente. Se dice que después de mucho agotamiento físico, él se comunicaba con lo divino y lograba su recuperación para continuar sus labores.

Lo que más se conoce de la vida de San Isidro es gracias a Juan Diácomo que escribió sobre su vida en el siglo XIII, un texto anónimo de 25 hojas de pergamino agrupadas en tres cuadernos escritos en latín medieval. Narra una lista de milagros recogidos «para mayor gloria de San Isidro», sustentada en relatos orales de testigos coetáneos al cronista.

Un siglo después de su muerte era lo poco que quedaba de la vida del santo, pero esta historia interesó enormemente a eruditos como Hurtado de Mendoza, Juan López de Hoyos y, sobre todo, Diego de Mendoza, que encontró incluso el cuerpo de Santa María de la Cabeza, son los que redondean el mito del santo. Y esta es la otra clave de por qué San Isidro es patrono de Madrid.

Significativo que San Isidro ascendió al honor de los altares cuando la gran mayoría de los santos, en ese momento, pertenecían al clero o a la nobleza.


LOS MILAGROS DE SAN ISIDRO

En la Casa de los Vargas, actual Museo de San Isidro, en la Plaza de San Andrés. se conserva el pozo donde tuvo lugar uno de los milagros más famosos de la vida del santo. Cayó su hijo al pozo, el futuro y poco conocido San Illán, y todos le dieron por muerto, todos salvo san Isidro, que, implorando por la vida del niño a la Virgen de la Almudena, logró que el pozo lo devolviera con vida. San Isidro, con sus oraciones, consigue subir el nivel del agua hasta el borde, permitiendo así que el niño suba al pozo y se salve. Ni que decir tiene que sus aguas tienen propiedades curativas.

Esta historia fue inmortalizada por Alonso Cano en una obra maestra barroca que podemos admirar en el Museo del Prado:

También podemos encontrar una imagen del santo y de su mujer en el Puente de Toledo, construido entre 1718 y 1732 por Pedro de Ribera.

En Madrid también San Isidro aparece sobre la portada de la Catedral de la Almudena junto a su esposa, Santa Teresa de Jesús y San Fernando Rey:

Se incluye además una talla en el presbiterio de la Cripta de la Catedral de la Almudena:

Cuenta en su web la Archidiócesis de Madrid que cada madrugada retrasaba su 'entrada' al trabajo para acudir al templo cristiano y rezar, despertando la envidia de los demás trabajadores que lo denuncian ante el patrón, calificado de holgazán por sus compañeros. El patrón de la finca comprobó con sus propios ojos que Isidro llegaba siempre tarde a trabajar por culpa de esos rezos, pero mientras él conversaba con Dios, "los bueyes estaban arando solos la parte que le correspondía al buen Isidro".

También es proverbial su bondad y caridad hacia los pobres a los que nunca niega un plato de comida.

'La olla de San Isidro' es como se conoce a otro de sus múltiples milagros: Se cuenta que cada año nuestro amigo organizaba una gran comida popular donde eran invitados los más pobres y marginados de Madrid. Sin embargo, en una ocasión el número de presentes superó lo previsto y la comida que habían preparado no llegaba ni a la mitad de los convocados", relata la Archidiócesis madrileña. La congregación de San Isidro, en su página web, exhibe la misma historia. "San Isidro le rogó a María que fuera a la olla. Obedeciendo al esposo fue, a sabiendas que la había dejado vacía, y sin embargo, encontró sorprendida que la olla rebosaba comida. María reconoció en su marido a un santo".

No fue el único caso: cuentan que un día de nieve Isidro se dirigía al molino cargado con un saco de grano, pero por el camino se encontró con un grupo de pájaros que no podía encontrar comida en el suelo por la cantidad de nieve. Decidió entonces compartir con ellos parte del cereal y al llegar a su destino descubrió, una vez más, que la comida se había multiplicado: el saco de grano volvía a estar lleno.

El Santo también es acusado por tanto de robar grano de sacos para llevarlo al molino. De hecho, tomó algunos para donarlos a los necesitados, pero cuenta la tradición que cuando llegó el maestro, el grano estaba milagrosamente en su lugar.

Se conoce que San Isidro Labrador fue capaz de hacer aparecer fuentes de agua clavando su bastón en la tierra. Con esta agua pudo saciar la sed de muchos habitantes humanos y animales. El agua del manantial de la Pradera de San Isidro la hizo brotar el propio San Isidro. Un día de calor en el que se encontraba trabajando las tierras de don Iván de Vargas, este quiso visitarlas. Allí, le pidió un poco de agua a Isidro y, al no tener, el labrador la hizo brotar del suelo tras pronunciar la famosa frase "cuando Dios quería, aquí había agua". En ese mismo punto es donde la emperatriz Isabel manda levantar la ermita en el año 1528.

El milagro que llevó al santo a su beatificación, fue cuando Felipe III, gravemente enfermo, pidió que le llevaran el cuerpo del santo y el monarca mejoró milagrosamente. Fue beatificado el 14 de abril de 1619.

La Iglesia le atribuye un total de 438 milagros.


LA MUERTE Y CANONIZACIÓN DE SAN ISIDRO

San Isidro muere hacia 1172 a los casi 90 años. Después de unos cuarenta años, el cuerpo fue exhumado por aclamación popular del cementerio madrileño de San Andrés y trasladado a la cercana iglesia del mismo nombre; la gente ya se dirigía a él para pedirle favores relacionados con cultivos y campos. La iconografía lo muestra vestido de campesino y con el azadón en la mano. A veces se representa cerca de un pozo, una fuente de agua milagrosa o con otros símbolos de la fertilidad de la tierra. En otras representaciones se ven ángeles guiando a los bueyes mientras lee y reza.

Cuando muere, sus restos fueron dejados en una cueva, a la cual se tuvo acceso después de un tiempo y se encontraron con la sorpresa de que los restos no estaban descompuestos sino más bien enteros y parecía un hombre dormido.

El rey Felipe II jugó un papel muy importante en la canonización de San Isidro Labrador. Tras convertir Madrid en la capital del reino, se dio cuenta de que aquella pequeña ciudad tenía un patrón que no era santo. Rápidamente instó a la Santa Sede a beatificar a Isidro. Así comenzó el proceso de canonización de este santo, aunque el monarca prudente murió antes de que el Papa lo reconociera.

El milagro que llevó al santo a su beatificación, fue cuando Felipe III, gravemente enfermo, pidió que le llevaran el cuerpo del santo y el monarca mejoró milagrosamente.

El Papa Paulo V, tras el Concilio de Trento, revisó las tradiciones y decidió beatificar al santo el 14 de abril de 1619. Fue él quien fijó la celebración de la festividad de San Isidro Labrador el 15 de mayo. Sólo tres años después, en 1622, Gregorio XV lo canonizó. En el decreto se refirió a la fiesta de la traslación, en relación al mencionado traslado del cuerpo incorrupto del cuerpo del santo a la Iglesia de San Andrés en el año 1212.

Fue canonizado junto con Teresa de Ávila, Ignacio de Loyola y Francesco Saverio, es el patrón de Madrid y protege a los trabajadores, tramperos y agricultores. Además de en España, es venerado en Italia (en particular en Cerdeña) y en países sudamericanos.

Con el paso de los años la festividad ha ido ganando cada vez más popularidad en la ciudad con el paso de los años. Se trata de una celebración muy querida por los madrileños, que se visten de chulapas y chulapos.

Con la frase "San Isidro Labrador, quita el agua y pon el sol", es conocido el patrono de Madrid, de los agricultores y campesinos. La frase hace tributo a los milagros que realizó y las peticiones realizadas por los campesinos y devotos.

Es invocado en épocas de sequía o de abundantes lluvias para que ayude a mejorar el tiempo y no perder las cosechas. Hoy en día San Isidro es rememorado por millones de devotos y se celebran varios eventos en su nombre, que incluyen rezos, ofrendas y repartición de comida a las familias más pobres. A San Isidro se le rinde tributo en varios santuarios en diferentes ciudades.

Los restos fueron llevados a donde posan en la actualidad, en un arca en la ciudad de Madrid en España, exactamente en el Altar Mayor de la Real Colegiata de San Isidro:

Antes de ser Santo ya era venerado por miles de capitalinos. Estamos ante un patrón elegido por su propio pueblo.

Hoy en día se hacen fiestas en su nombre especialmente en este lugar. Fiesta que además duran varios días.

En 2.022, se ha cumplido el IV centenario de su canonización.