Madre Castísima

25.04.2018

Castidad es ofrecer todo el propio ser al servicio de los planes de Dios. Así lo hizo María cuando aceptó la voluntad de Dios y se convirtió en Madre del Salvador. Esta integridad asegura que el hombre pueda entregarse totalmente a Dios y servirle con todo su corazón. Llamamos a María "Castísima" porque está plenamente dispuesta para el trabajo del Reino, ella es el modelo por excelencia de la mujer consagrada que ama a Dios y a los demás con un corazón indiviso y libre. María nos descubre que la castidad no es virtud pasada de moda sino fuerza para conquistar los ideales.

Madre Castísima se refiere al brillo de la virginidad en cuanto al alma, esto es a la perfecta pureza de pensamientos y afectos. Ella conservó durante toda su vida esta pura castidad del alma.